A propósito del artículo de Mempo Giardinelli
No es política ni economía, estúpidos. Es moral,
respondemos, en este caso, transcribiendo algunos párrafos
de Fernando Savater, filósofo español contemporáneo que se define a sí mismo como
liberal.
¿Te acuerdas de lo que decíamos en la Ética para Amador, que constituye la diferencia fundamental entre la actitud ética y la actitud política?. Las dos son formas de considerar lo que uno va a hacer (es decir, el empleo que vamos a darle a nuestra libertad), pero la ética es ante todo una perspectiva personal que cada individuo toma atendiendo solamente a lo que es mejor para su buena vida, en un momento determinado y sin esperar a convencer a todos los demás de que es así como resulta mejor y más satisfactoriamente humano vivir. En la ética puede decirse que lo que vale es estar de acuerdo con uno mismo y tener el inteligente coraje de actuar en consecuencia, aquí y ahora: no valen aplazamientos cuando se trata de lo que ya nos conviene, que la vida es corta y no se puede andar dejando siempre lo bueno para mañana… En cambio, la actitud política busca otro tipo de acuerdo, el acuerdo con los demás, la coordinación, la organización entre muchos de lo que afecta a muchos. Cuando pienso moralmente no tengo que convencerme más que a mí; en política, es imprescindible que convenza o me deje convencer por otros. Y como en cuestiones políticas no sólo se trata de mi vida sino de la armonía en acción de mi vida con otras muchas, el tiempo de la política tiene mayor extensión.
En el terreno ético, la libertad del individuo se resuelve en puras acciones, mientras que en política se trata de crear instituciones, leyes, formas duraderas de administración.
La vida de cada humano es irrepetible, e insustituible: con cualquiera de nosotros, por humilde que sea, nace una aventura cuya dignidad estriba en que nadie podrá volver a vivirla nunca igual. Por eso sostengo que cada cual tiene derecho a disfrutar de su vida del modo más humanamente completo posible, sin sacrificarla a dioses, ni a naciones, ni siquiera al conjunto entero de la humanidad doliente. Por otra parte, para ser plenamente humanos tenemos que vivir entre humanos, es decir, no sólo como los humanos, sino también con los humanos. O sea, en sociedad.
Para concluir, la diferencia fundamental entre la ética y la política, es que la ética es una perspectiva personal, mientras que la política es una perspectiva social, es nuestra relación con los demás, y con las instituciones. La ética puede perjudicarnos a nosotros, pero la política puede perjudicarnos a todos.
Los antiguos griegos, a quién no se metía en política le llamaron idiotes; una palabra que significaba persona aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada por las pequeñeces de su casa y manipulada a fin de cuentas por todos. De ese "idiotes" griego, deriva nuestro idiota actual. En el libro anterior, me atreví a decirte que la única obligación moral que tenemos es no ser imbéciles, con las variadas formas de imbecilidad que puedan estropearnos la vida. Pues resulta que el mensaje de este libro, puede resumirse en tres palabras: ¡no seas idiota!.
Savater, F.(1992) Política para Amador. Argentina: Editorial Ariel
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