ETICA DOCENTE

miércoles, 23 de mayo de 2018

LA POLÍTICA EDUCATIVA SE CONSTRUYE DESDE EL SENTIDO COMÚN



El título de esta entrada al blog intenta resumir el contenido del artículo periodístico publicado en el día de la fecha, cuyo autor Darío G. Martínez, de la UNLP, llamó La educación según “Intratables”, haciendo referencia al popular programa  de televisión.
De ese artículo, cuyo texto completo puede leerse en Página 12 del día 23 de mayo de 2018,
hemos elegido algunos párrafos que  a nuestro entender resumen lineamientos de la actual política educativa, que paradójicamente es inexistente en leyes y documentos oficiales pero que se construye como sentido común.





 La educación es una cuestión de debate constante en los discursos mediáticos. Es un gran tema que aglutina controversias, tensiones y sentidos políticamente correctos. (…)
La concepción de lo educativo que tienen las voces de Intratables se liga a visiones enciclopedistas, con dimensiones neutras y apolíticas de los contenidos, de adquisición de competencias para una sociedad más tecnologizada, donde el esfuerzo propio garantiza la superación y el ascenso social. Bajo el agite del lema de sociedad de conocimiento se agrupan imaginarios de lo más diversos acerca de lo que debería hacer la escuela. Para el panel de periodistas, esto es lo central para mejorar la “educación de nuestro país”. Cuando la conflictividad de la vida en común se cuela en las aulas es el elemento sustancial para espectacularizar, nuevamente, la tragedia educativa argentina. 
La figura docente que rescatan en el programa es aquella que tiene una práctica individual, proclive a las narraciones de heroicidad mediáticas y cuyo esfuerzo se supone no es reconocido. Fueron presentadas como casos de este tipo la docente que le escribió la carta a Lionel Messi para decirle que salir segundo es importante, la maestra rural que atraviesa el campo inundado subida a un tractor para llegar a la escuela. Ahora bien, cuando esas figuras docentes se organizan colectivamente para que sus esfuerzos sean reconocidos salarialmente, al igual que sus demandas por mayor infraestructura, capacitaciones y materiales para trabajar, son ubicadas como maestras que tienen de rehenes a sus alumnos para no trabajar.
El panel les pide a los chicos –así en masculino y plural– que tienen que aprender a leer, a argumentar racionalmente, a escuchar, ser críticos, a escucharse porque el mundo del futuro se los exigirá. El mundo adulto céntrico les señala estas consignas para poner en práctica. Justamente, lo solicitan periodistas que a apelan a “son todos chorros” para salirse de discusiones de las que ya no tienen argumentos para exponer, que elevan el tono de voz para dar la presunción de un mayor peso específico de su discurso, que la historización y la contextualización de problemáticas sociales es algo infrecuente. Pero también lo hace un mundo adulto que apela a la descalificación personal del otro para menospreciar su lectura del mundo y pensar que la suya es superior. Un relator de fútbol televisado que no sabe si fue gol o no le pide a los docentes que no sean vagos y laburen y a los chicos que estudien. La admisión del error, como parte inherente de los procesos de formación, no se contempla como educativo. 
(…)
Paulo Freire sostenía que la educación es un acto político. Intratables –como un gran conglomerado argumental del sentido común– también lo sabe y lo hace jugar a favor de una mirada profundamente clasista, (...)

lunes, 15 de enero de 2018

PENSAR EL CAMBIO






Escribo desde Argentina sobre la ética y la política en la escuela. En el año 2015, en elecciones libres, cambió el gobierno nacional de un signo político a otro, completamente distinto. Seguí escribiendo durante el año 2016, entiendo hoy, llevada por la inercia  pero sin comprender  cabalmente el profundo cambio que esa transición política significó. Me quedé muda, literalmente en diciembre del 2016, fecha de mi último posteo.

¿Cómo pensar la  formación del ciudadano  sin comprender el contexto histórico, social, cultural y económico?

Tuve la necesidad de volver a leer un libro muy viejo: Los condenados de la tierra de Fanon. Este autor pensaba, en la década del 60 del siglo pasado,  la situación colonial, particularmente de  África y América Latina  y proponía  como proyecto político la descolonización, que es  política y económica pero que sobre todo es cultural.








Transcribo el primer párrafo de ese libro, para pensar juntos  el cambio vivido en Argentina,  estemos de acuerdo o no con él.


Liberación nacional, renacimiento nacional, restitución de la nación al pueblo, Commonwealth, cualesquiera que sean las rúbricas utilizadas o las nuevas fórmulas introducidas, la descolonización es siempre un fenómeno violento. En cualquier nivel que se la estudie: encuentros entre individuos, nuevos nombres de los clubs deportivos, composición humana de los cocktail-parties, de la policía, de los consejos de administración, de los bancos nacionales o privados, la descolonización es simplemente la sustitución de una «especie» de hombres por otra «especie» de hombres. Sin transición, hay una sustitución total, completa, absoluta. Por supuesto, podría mostrarse igualmente el surgimiento de una nueva nación, la instauración de un Estado nuevo, sus relaciones diplomáticas, su orientación política, económica.






Las imágenes que ilustran este post son de  Oswaldo Guayasamín (Quito, 6 de julio de 1919 - Baltimore, 10 de marzo de 1999) un destacado pintor, dibujante, escultor, grafista y muralista ecuatoriano.