ETICA DOCENTE

domingo, 22 de marzo de 2015

SITUACIONES CONFLICTIVAS EN LA ESCUELA



El conflicto es parte constitutiva de la vida en todas sus dimensiones. Tiene su origen en la diversidad de los seres humanos y es motor u oportunidad de cambio y desarrollo, tanto personal como social. Sin embargo, en nuestra cultura, suele tener una connotación negativa.
Se lo concibe como una desviación del estado “normal” de las actitudes y comportamientos, se lo asocia a la angustia y al dolor y, por lo general, se supone que debe evitarse o suprimirse. Incorporamos estas formas de percibir, de sentir y de actuar a lo largo de nuestro proceso de socialización y las ponemos en juego en las situaciones de la vida cotidiana.

En este trabajo definiremos conflicto como una situación en que existen necesidades, intereses, propósitos y/u objetivos incompatibles o que, al menos, son percibidas así por las partes involucradas.
Los conflictos son, por lo general, procesos complejos que se dan en la interacción entre individuos o grupos que mantienen una relación. Pensarlos como procesos supone que tienen causas que generan su aparición y que sufren un desarrollo durante el cual se transforman pudiendo desaparecer, mantenerse relativamente estacionarios o crecer llevando a niveles mayores de confrontación.


Es conveniente diferenciar entre conflicto y disputa. Para comprender más claramente esta diferencia podemos realizar una primera clasificación de los conflictos en abiertos o manifiestos y ocultos o latentes. “El conflicto abierto es aquel en que las partes involucradas son conscientes de la situación y actúan de algún modo desde esta conciencia.” El conflicto se hace, de algún modo, público, se manifiesta como una disputa en la que cada parte toma una posición o tiene un reclamo explícito que manifiesta en sus acciones. “Hablamos de un conflicto oculto o latente cuando las personas implicadas no son conscientes de la situación conflictiva” y, por lo tanto, no toman intencionalmente acciones en relación con el mismo. Esto no implica, por supuesto, que el conflicto desaparezca y, también, permite comprender por qué es positivo que se manifieste: sólo podemos abordar de algún modo constructivo aquello de lo cual somos conscientes que existe y que nos afecta.




Otra diferenciación que es importante realizar es entre conflicto y problema. Un conflicto puede desarrollarse y manifestarse en una serie de situaciones que se perciben como problemas y que, en tanto tales, son “solucionables” en el sentido que habitualmente le damos a encontrar la solución de un problema: éste desaparece como tal.
Sin embargo, si somos consecuentes con la visión del conflicto como inherente a la vida humana, queda claro que no todos los conflictos se “resuelven” como resolvemos un problema.
Muchas veces podemos resolver los problemas vinculados con un conflicto a través de un manejo constructivo del mismo sin que ello signifique la desaparición lisa y llana del conflicto sino su evolución o transformación en una situación que no impide a las partes continuar una relación positiva. Para que esto sea así se requiere abordarlo en cooperación con las otras personas involucradas.



Material extraído de
Programa Nacional de Mediación escolar. Cuadernillo Nº 2 Taller de difusión.


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