ETICA DOCENTE

martes, 27 de mayo de 2014

DE LA FIESTA POPULAR AL ACTO OFICIAL Y ESCOLAR


El proceso de cambios desde las fiestas populares hacia la celebración centrada en el Estado comenzó en las últimas décadas del siglo XIX y se encuentra claramente consolidado en torno de la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo.
Para explicar el recorrido desde la fiesta popular hacia la nueva forma de celebración, en la que el Estado asume un rol protagónico fundamental a partir de la presencia y el discurso del presidente, la asistencia de éste y otras autoridades al Te Deum, y el
despliegue de desfiles militares es necesario tomar en cuenta una variedad de causas.
Las transformaciones surgidas en la ciudad de Buenos Aires fueron enormes y muchos testimonios de todo tipo dan cuenta de ellas. Desde 1880, era la capital de la República Argentina, un Estado nacional consolidado a partir del sometimiento de los
pueblos indígenas que permitió la expansión de las fronteras y el efectivo dominio del territorio.
El crecimiento y la modernización del país, el tendido de los ferrocarriles hacia las zonas más productivas y el orden político estable garantizaron el desarrollo de una importante actividad agroexportadora. Buenos Aires, junto con Rosario y luego Bahía
Blanca, fueron los puertos más importantes de este enorme, voluminoso y rico comercio internacional.
Buenos Aires se convirtió en una ciudad grande con una población que continuaba aumentando en forma acelerada (de 1.830.000 habitantes en 1869 llegó a los 7.904.000 en 1914). Esta multiplicación de la población trajo aparejada una importante
actividad productiva y comercial de los bienes y servicios que requería para su vida cotidiana. La gran aldea, que era el escenario de la fiesta popular, había desaparecido para dar lugar a una metrópolis. Con la extinción de la gran aldea se agotaron también
las formas de festejar que le eran propias, en especial en la zona del Centro.
En la Ciudad fue muy importante el impacto cultural de la inmigración masiva de españoles e italianos de fines del siglo XIX y comienzos del XX, a tal punto que, hacia 1880, las fiestas de las comunidades de inmigrantes tenían un despliegue y una convocatoria tanto o más importante que las Fiestas Mayas y otras conmemoraciones patrias. Las costumbres de los inmigrantes, junto a los gustos europeizantes de la elite –especialmente por la cultura y las modas francesas– hicieron de Buenos Aires una ciudad auténticamente cosmopolita.
La elite dirigente de la Argentina respondió al desafío que esta situación multicultural y pluriidentitaria implicaba motorizando la revitalización, o en un sentido más estricto, la refundación de los festejos patrios. El Estado ocupó entonces el centro de la escena con los actos cívico militares. El sistema educativo con sus planes de estudio y sus actos escolares funcionaron como herramientas privilegiadas y eficaces de esta transformación que apuntaba  a la formación de “los argentinos”.
Extraído del documento
Bicentenario : Las Fiestas Mayas / coordinado por Susana Wolman. -
1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de Educación - Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
2010. 136 p. ; 30x21 cm. - (Aportes para la enseñanza. Escuela Primaria. Segundo ciclo)
ISBN 978-987-549-425-1 pp-134-135





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