ETICA DOCENTE

jueves, 19 de noviembre de 2015

¿QUÉ ES LA CULTURA POLÍTICA?



Muchos somos docentes de Formación Ética y Ciudadana o de Ciudadanía y Participación o de Ciudadanía y Política, como es la denominación de  los espacios curriculares en los planes de estudio de hoy y que otrora llamáramos Educación Cívica. Entre nuestros contenidos incluimos la  consideración sobre la cultura política. 
 

Dicen los textos que se manejan en el nivel secundario que  “la cultura política es un componente básico del juego político cotidiano porque establece lo que la sociedad puede ver y creer, y  lo que se permite querer y buscar.”(Política y ciudadanía. A. Siede et al. Ed. Estrada .Bs.As. pág.23)





Según el Diccionario CULTURAPOLÍTICA: Es el conjunto de creencias y valores compartidos, referentes a la vida en sociedad y al rol de las actividades políticas en la conservación y la orientación de la cohesión social; conjunto de actitudes fundamentales que permiten el ajuste mutuo de los comportamientos o la aceptación de actos de autoridad que tienden a imponer ese ajuste. (Lagroye).


En el artículo, Ballottage y cultura política Peirone, docente e investigador de la Universidad Nacional de San Martín, analiza el comportamiento político de las argentinos desde la perspectiva cultural y comunicacional para concluir que hay nuevas formas de hacer y entender la política.




De ese artículo compartimos estos párrafos:


Resulta interesante el modo en que el ballottage dinamizó la (inter)acción comunicativa más allá de las organizaciones políticas, que despliegan su propia operatoria de manera orgánica y estratégica. No es un accionar uniforme pero denota, en diferentes dimensiones, la cultura política sobre la que sopesamos el futuro nacional. En lo individual, el ballottage conlleva una interpelación que se asume y resuelve con rigor y responsabilidades bien diversas, tan diversas como la cantidad de votantes que el próximo 22 están en condiciones de acudir a las urnas. Pero también tiene una dimensión social, que en muchos casos funciona como una alteridad de lo individual. Me refiero a la dinámica de una sociedad extensa y heterogénea que se ve obligada a definir la suerte común eligiendo a uno de los dos candidatos que más votos sacaron el 25 de octubre. En Argentina esta situación es inédita y nos permite observar el modo en que capitalizamos la experiencia política acumulada desde la vuelta a la democracia hasta nuestros días.

El modo en que la ciudadanía ha tomado la iniciativa frente al dilema que plantea el ballottage, asumiéndose como un actor central de la disputa, habla de nuestra cultura política. Lo podemos ver en la decisión de muchísima gente que como una estampida de marabuntas ha emprendido campañas personales por fuera de las estrategias orgánicas. En la infinidad de ciudadanos que con inventiva y responsabilidad amplifican sus argumentos confrontando el coro uniforme de los medios concentrados. En la decisión de trascender sus círculos de relaciones, porque entienden que en las actuales circunstancias no tiene sentido seguir hablándole a “los propios”, y salen a pegar carteles en los contenedores de basura; a matear y parlamentar en las plazas; a pintar murales y grafitis; a crear memes y postear imágenes retocadas en las redes sociales; a plantear preguntas en los colectivos, en los trenes y en los subtes, a componer canciones y videos que después suben a YouTube. Esta dinámica pone de manifiesto la lectura que se hace de la complejidad actual y la consideración que se tiene del otro, como alguien con el que, a través del diálogo, la memoria y los ejercicios comparativos, puede haber entendimiento en la diferencia.



LA ACTITUD DEL DOCENTE FRENTE A LAS ELECCIONES POLÍTICAS



¿Debe manifestar su posición político- partidaria?


ENTRE LA NEUTRALIDAD Y LA BELIGERANCIA

Entenderemos que asume una postura de neutralidad cuando “ante  un conjunto de acciones existentes respecto de un objeto determinado, no apoya a  una (o a unas) de ellas por encima de las demás”. La postura contraria u opuesta a la  neutralidad es lo que designamos aquí con el término beligerancia. Es beligerante  cuando “ante un conjunto de acciones existentes respecto de un objeto determinado, apoya a una (o a unas) de ellas por encima de las demás”.

La decisión sobre la actitud del profesor no puede ser independiente del tipo de  valores que, en cada caso, entren en juego. No hacer discriminación lleva,  necesariamente a una generalización de normas de actuación.

¿Qué distinciones se pueden efectuar entre los valores?
La convivencia armónica entre los grupos que conforman una sociedad pluralista sólo es posible en el marco de un conjunto básico de valores compartidos. Estos valores compartidos son los valores propios de una democracia y conforman una "moral mínima" que trasciende las particularidades grupales, étnicas, religiosas, políticas. Por ejemplo, la no discriminación, la tolerancia, el reconocimiento del otro, el respeto por las reglas de juego de la democracia, la renuncia a las manifestaciones violentas para imponer las propias ideas.
A su vez, existen valores no compartidos (que podríamos llamar  controvertidos) que son legítimos pues no son contradictorios con los valores propios de esa moral mínima o básica. Así, por ejemplo, existen en una sociedad pluralista distintas creencias religiosas, ideologías políticas, posturas estéticas, gustos, preferencias, costumbres.
Las diferencias se tornan ilegítimas cuando son contradictorias con los valores compartidos. Por esta razón, podemos denominarlas  contravalores. Son contravalores aquellos que violan los derechos de las personas. Por ejemplo, las posturas racistas, discriminatorias, xenófobas o las realidades sociales excluyentes (el hambre, la miseria, la ausencia de condiciones dignas de existencia).

¿Qué posturas deben asumir la escuela y los docentes frente a los distintos tipos de valores?
Si aceptamos la clasificación descrita, podemos afirmar que la escuela debe proponerse transmitir los llamados  valores compartidos y mantenerse neutral sobre los valores controvertidos. Desde esta perspectiva, el docente no debe intentar que sus alumnos piensen como él sobre cuestiones políticas, estéticas o de otra índole. La neutralidad que debe sostener frente a diferentes posiciones legítimas no implica pasividad ni falta de interés. El docente puede tener una posición tomada sobre el tema en cuestión, pero, desde su función, no debe abusar del lugar de autoridad que le confiere su rol para in-tentar que los alumnos piensen como él. Ser neutral no significa desentenderse de las cuestiones controvertidas. Por el contrario, un objetivo de Formación Ética y Ciudadana es que se habiliten espacios para que el estudiantado pueda mostrar sus diferencias y debatir sobre ellas en un marco de tolerancia y respeto. Es necesario que el docente brinde a todos las mismas posibilidades para exponer sus posturas y para acceder a información pertinente con el fin de defender sus puntos de vista. En caso de que exponga acerca de una cuestión sobre la que existe controversia, será entonces necesario que presente las diferentes posiciones, con equilibrio, sin contaminar su exposición con sus propias ideas.
La recomendación de neutralidad tiene como fin que los estudiantes lleguen por sí mismos a sus propias conclusiones. La opinión del docente puede darse a conocer en el momento oportuno pero bajo la condición de que sea expresada como lo que realmente es: una opinión no sustentada por su posición institucional sino por argumentos racionales.

Extraído de: Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Argentina. Formación Ética y Ciudadana. Propuestas para el Aula  http://www.me.gov.ar/curriform/pub_ppea_egb1.html


Maestros y profesores caminamos en una cuerda floja,  sabemos del riesgo de la manipulación  y el adoctrinamiento. También  enfrentamos dilemas morales. ¿Puedo mantenerme neutral frente a políticas que considero podrían vulnerar los derechos de las personas al implementarse? 

miércoles, 11 de noviembre de 2015

¿CUÁNDO UNA PRÁCTICA SOCIAL ES DISCRIMINATORIA?






Leemos en el documento




… entendemos como práctica social discriminatoria a cualesquiera de las siguientes acciones:
a) crear y/o colaborar en la difusión de estereotipos de cualquier grupo humano por características reales o imaginarias, sean éstas del tipo que fueren, sean éstas positivas o negativas y se vinculen a características innatas o adquiridas;

b) hostigar, maltratar, aislar, agredir, segregar, excluir y/o marginar a cualquier miembro de un grupo humano del tipo que fuere por su carácter de miembro de dicho grupo;
c) establecer cualquier distinción legal, económica, laboral, de libertad de movimiento o acceso a determinados ámbitos o en la prestación de servicios sanitarios y/o educativos a un miembro de un grupo humano del tipo que fuere, con el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos o libertades fundamentales.



Como segunda cuestión, cabe aclarar que las prácticas sociales discriminatorias
no se explican por ninguna característica que posea la víctima de dichas prácticas, sino por las características del grupo social, sociedad o Estado que lleva a cabo el proceso discriminatorio. 
Por tanto, los análisis de las prácticas sociales discriminatorias no centran su mirada en los grupos discriminados sino en las problemáticas que producen que determinados grupos sociales se inclinen a ejercer prácticas sociales discriminatorias, en la convicción de que el problema lo tiene aquel que discrimina y no aquel que es discriminado y, por tanto, que es el que discrimina (o la sociedad que lo hace) quien debe modificar su conducta.

Sugerencias bibliográficas 

Discriminación. Un abordaje didáctico desde los derechos humanos


Libro realizado por la Comisión de Educación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y editado por el INADI.




Guía Didáctica para Docentes



martes, 10 de noviembre de 2015

VIOLENCIA, SEGURIDAD Y CIUDADANÍA



A propósito de  la noticia de comisario juzgado y condenado por detenciones ilegales:

Juzgan a comisario acusado de detener por portación de cara

AMPLIAN LOS CARGOS CONTRA UN COMISARIO DE CORDOBA POR DETENCIONES MASIVAS

Condenaron a prisión a un ex comisario que ordenaba detenciones ilegales



“¿De qué hablamos cuando decimos violencia institucional?”


“Cuando hablamos de violencia en las instituciones hacemos referencia a un amplio conjunto de situaciones que, ejercidas desde instituciones públicas - por medio de sus funcionarios/as-, tienen como consecuencia la vulneración y violación de derechos de las personas. Este tipo de prácticas comprenden desde malos tratos en el lugar de trabajo hasta formas extremas de de violencia como el asesinato (el llamado “gatillo fácil”) y la tortura física y psicológica.
Cuando hacemos referencia a violencia institucional hablamos tanto de prácticas específicas (asesinato, aislamiento, tortura, etc.), como de quienes las llevan adelante (funcionarios/as) y de los contextos en que se desarrollan (comisarías, penales, etc.).
Así llegamos a una primera definición que sirve para delimitar aquellas formas más graves que puede adoptar el accionar de los/as funcionarios públicos: se trata de prácticas estructurales de violación de derechos por parte de agentes policiales, personal penitenciario y de salud en contextos de restricción de autonomía y libertad (detención, encierro, custodia, guarda, internación, etc.).
Este tipo de prácticas no pueden ser pensadas como transgresiones individuales –que pueden aparecer pero sólo en casos marginales– sino que debemos pensarlas como prácticas que de forma sistemática están presentes en el accionar público”.


La violencia institucional es posible porque hay discursos y prácticas que estigmatizan, que excluyen, que segregan. En las escuelas, el acto educativo sólo tiene lugar si se cree en el otro. Un escuela que estigmatiza, que segrega, que supone que ser joven es ser vago, que ser pobre es ser peligroso, que ser gay es ser raro, que ser indígena es ser menos. Una escuela que vulnera derechos y no respeta la diversidad, es una escuela que no enseña.

Recursos para trabajar en la escuela:

Argentina. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Presidencia de la Nación Losderechos humanos frente a la violencia institucional


Este material tiene como propósito brindar herramientas que contribuyan al trabajo pedagógico con los/as alumnos/as en torno al eje violencia, seguridad y ciudadanía.


Los textos de esta página son extractos del documento sugerido para trabajar en el aula.