ETICA DOCENTE

miércoles, 29 de abril de 2015

EL OFICIO DE MAESTRO




Este video acompaña al libro
Podestá S. (2006) El oficio de maestro. La identidad escrita en el cuerpo. Córdoba: autor

Elegimos  como título El oficio de maestro. Podría preguntarse por qué oficio y no profesión,  trabajo,  rol, ocupación o cargo.

 “Oficio”, según el mismo diccionario , tiene varias acepciones, refiere  a: 

1. Actividad laboral habitual, especialmente la que requiere habilidad manual o esfuerzo físico.
2. Dominio o conocimiento de la propia actividad laboral: “sabe muy bien lo que se lleva entre manos, tiene mucho oficio”.
3 .Objetivo o función de alguien o algo.

     Estas tres acepciones refieren específicamente a lo que aquí queremos enfatizar: la puesta en juego del cuerpo en nuestro trabajo, el carácter artesanal de la tarea, el peso que tiene  la experiencia  en el desempeño de la misma y la presencia ineludible de una intencionalidad, un objetivo o una meta que estructura un perfil profesional.



EL TRABAJO DOCENTE



Este mes se ha publicado en el diario local un artículo que informa que cada vez más estudiantes eligen ser docentes,  eligen transmitir  el deseo de aprender.



Con motivo del DÍA DE LOS TRABAJADORES nos proponemos reflexionar acerca de las cualidades  exigidas para el ejercicio  del trabajo docente.





DE LAS VIRTUDES DEL  EDUCADOR                                Paulo Freire


El viernes 21 de junio de 1985 se presentó en el Centro Cultural General San Martín de la ciudad de Buenos Aires, el educador brasileño Paulo Freire. En su conferencia, en el marco de la  Asamblea Mundial de Educación de Adultos,  habló sobre las virtudes  del educador.

Freire comienza  su  exposición  precisando qué entiende él por virtud y aclarando que no se refiere a  las virtudes de cualquier educador, sino a las virtudes de los educadores y educadoras comprometidos  con  una práctica política transformadora.

Como educador, y como político, hay un tema que me preocupa mucho a nivel práctico-teórico: es la reflexión crítica sobre las virtudes del educador. No como virtudes con las cuales uno nace, ni como un regalo que uno recibe, sino por el contrario como una cierta forma de ser, de encarar, comprender y comportarse, que uno crea a través de la práctica política, en búsqueda de la transformación de la sociedad.
Esta virtud no es una calidad abstracta que existe antes. Es algo que yo creo y porque creo conozco; creo con los otros y no sólo individualmente. Estas virtudes no son virtudes de cualquier educador o educadora sino de los educadores y educadoras que estén comprometidos con un sueño político por la transformación de la sociedad, en el sentido de CREARSE socialmente, históricamente, para marchar hacia una sociedad más justa. (Freire, 1985)



Freire  habla de ocho virtudes. En primer lugar menciona la coherencia. “Es la virtud según la cual necesitamos disminuir la distancia entre el discurso y la práctica”.  La segunda virtud: «saber manejar la tensión entre la palabra y el silencio». Y explica:

Si yo no vivo bien esta tensión, si yo no sé escuchar, si yo incluso no testimonio a los educandos qué es la palabra verdadera, si no soy capaz de exponerme a la palabra de ellos, que penetre mi silencio necesario, yo termino discurseando “para”. Y hablar o discursear “para” casi siempre se transforma en “hablar sobre” que necesaria-mente significa “contra”. Vivir apasionadamente la tensión entre palabra y silencio significa “hablar con”, para que los educandos también “hablen con”. En el fondo, ellos tienen que asumirse como sujetos del discurso y no ser meros receptores del discurso o de la palabra del profesor.

La tercera virtud: “trabajar en forma crítica la tensión entre subjetividad y objetividad, entre conciencia y mundo, entre práctica y teoría, entre ser social y conciencia”. Al respecto, Freire  apunta que es difícil definir esta tensión porque ninguno de nosotros escapa a “la tentación de minimizar la objetividad y reducirla al poder de la subjetividad todopoderosa”.

La cuarta virtud Freire la hace residir en «diferenciar el aquí y ahora del educador y el aquí y el ahora del educando». «Porque en la medida, aclara Freire, que yo comprendo la relación entre «mi aquí» y «el aquí» de los educandos es que empiezo a descubrir que mi aquí es el allá de los educandos».

Las otras virtudes que Freire recomienda a los educadores son «evitar el espontaneísmo sin caer en posturas manipuladoras» y «vincular teoría y práctica”. Como séptima virtud recomienda «practicar una paciencia impaciente», explicada en los términos siguientes: 

.... aprender a experimentar la relación, tensa también, entre paciencia e impaciencia. De tal manera que jamás se rompa la relación entre las dos posturas. Porque si uno rompe en favor de la paciencia cae en el discurso tradicional de quietismo. Y si nosotros rompemos esta relación dinámica, tan dinámica como la relación práctica-teoría, en favor de la impaciencia caemos en el activismo que olvida que la historia existe

Finalmente, Freire refiere a la virtud de ser capaces de “leer el  texto a partir de la lectura del  contexto”:

Esta es una de las virtudes que deberíamos vivir para testimoniar a los educandos, cualquiera que sea su grado de instrucción (universitario, básico o de educación popular), la experiencia indispensable de leer la realidad sin leer las palabras. Para que incluso se puedan entender las palabras. Toda lectura de texto presupone una rigurosa lectura del contexto.

Freire P. (1985) Conferencia “De las Virtudes del Educador”,   recuperada de http://www.region11.edu.ar/publico/portal/doc/biblioteca/virtudeseducador.pdf


Extraído de
Podestá S. (2012) Para pensar la ética profesional del docente: notas y actividades. Córdoba: Autori (pp. 94 y 95)


lunes, 20 de abril de 2015

VIOLENCIA EN LA ESCUELA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN



Un alumno mata con una ballesta a un profesor en Barcelona 

http://www.clarin.com/mundo/alumno-mata-ballesta-profesor-Barcelona_0_1342665861.html  


 A propósito de esta noticia nos proponemos reflexionar sobre

  



Al construir las noticias sobre violencia en las escuelas, se observa que ciertos medios de comunicación lo hacen a través de etiquetamientos, rótulos o metáforas que reducen el fenómeno, lo descontextualizan y lo simplifican. Esta operación desliza la mirada hacia sentidos estigmatizantes en torno a la escuela y sus actores.




¿De qué forma se produce este deslizamiento de sentidos? En el sitio web http://jovenesyeducacion.com.ar podemos acceder a ciertas claves para interrogarnos y entender los mecanismos de ocultamiento ante una noticia periodística referida a situaciones de violencia en las escuelas.

- ¿Se intenta captar nuestra atención por medio de títulos impactantes tales como “violencia escolar”? Al adjetivar la violencia como escolar (o infantil o juvenil), la presenta como intrínseca a la escuela, a los niños o jóvenes, cuando no lo es. La violencia es siempre relacional, socialmente construida e históricamente situada y refiere a una multiplicidad de fenómenos y representaciones sociales.

- ¿Se equipara conflicto con violencia? En realidad, sostenemos que el no reconocimiento del conflicto genera las condiciones para los actos de violencia.

- ¿Se emplea el término bullying desde un enfoque patologizante? Esta nominación, tiende a individualizar el conflicto, atribuyendo el problema de las violencias en la escuela a ciertos rasgos de personalidad del alumno, o incluso a un gen de la violencia, sin dar cuenta de las relaciones que se establecen en cada institución, del contexto social en donde se encuentran los alumnos.

- ¿El “mal comportamiento” de un alumno se descontextualiza? Por lo que termina siendo explicado como carencias morales, mentales y de valores del sujeto o su familia.

- ¿Los hechos se van exhibiendo como casos espectaculares? Sabemos que de ser así, lentamente pasan a conformar “un prontuario de las infancias y juventudes” de nuestros tiempos.
- Lo excepcional (los hechos de violencia) ¿es percibido como la norma? Dejando además a la escuela bajo un manto de sospecha sobre su eficacia en el control de estas situaciones.

- ¿Se reitera el uso de metáforas que vinculan los hechos descriptos con cierto peligro o amenaza? Estas metáforas que sostiene la existencia de, por ejemplo, una “ola” o “epidemia” de violencias en las escuelas que tiñe todo el cotidiano escolar, o se representa a la escuela como un campo de batalla.

- ¿Prevalece un enfoque criminológico que asocia mecánicamente violencia a delito? Esto conlleva, desde esta mirada, la existencia de un gen o predisposición innata para la violencia.

- ¿En qué sección del diario aparece la noticia? Frecuentemente estas noticias aparecen en la sección referida al ámbito policial (y no educativo).

- ¿Se utiliza un lenguaje penal? El lenguaje penal utilizado cataloga a los estudiantes, sobre todo a aquellos atravesados por las condiciones materiales y simbólicas de la desigualdad social, como “delincuentes”, “matones”, “menores”, “rateritos”.

- ¿Se judicializa la infancia y la juventud?: la judicialización consiste en dar un tratamiento criminológico a ciertos comportamientos sociales que, si bien son transgresiones a las normas y códigos de con-vivencia (vivir con otros; vivir junto a otros y otras), siempre son interpretados como faltas graves ante la ley, tomando como referencia la letra del código penal. La judicialización de la infancia y la juventud es un concepto que se desprende como consecuencia de las prácticas del sistema legal (punitivo- represivo) de menores. Es por esto una categoría histórica.
 
- ¿Se hace una distinción entre niños (sujetos de derechos) y menores (objetos de tutela)? La categoría “menor” se forja en un circuito de nominación y tutela que determina que esos sujetos queden inhibidos en su acceso a otros territorios de la sociedad y la cultura. En cambio, al hablar de niños, niñas, adolescentes y jóvenes nos situamos en otro paradigma que es el de la doctrina de la protección integral. 

Como menciona Bourdieu, el periodismo cuenta con una posición privilegiada en la lucha simbólica por el hacer ver y el hacer creer y es “entre todos los productores de discursos quién dispone de los medios más potentes para hacerlo circular e imponerlos”.


Extraído de la clase Nº 2 del Seminario “Las situaciones complejas en las escuelas. La Guía Federal de Orientaciones.” Progrma Nacional de Formación permanente Nuestra Escuela . Ministerio de Educación de la Nación  y UMET. Argentina,  2015