ETICA DOCENTE

domingo, 31 de enero de 2016

DE MONÓLOGOS Y DIÁLOGOS



Nelson Cardoso, Docente titular de la cátedra de Comunicación Comunitaria. FSOC-UBA. reflexiona sobre el monólogo y el diálogo a propósito de la comunicación y la política

Para todos aquellos que trabajamos en el campo de la comunicación comunitaria, popular y alternativa, sin lugar a dudas el término diálogo es una de las palabras, tal vez, más caras y significativas por lo que representa concreta y simbólicamente
(…)
Una crítica que la oposición le hacía al kirchnerismo en el último mandato de la presidenta Cristina Fernández, es que en las formas y en sus discursos le costó superar la lógica del monólogo. Con actos que le hablaban e interpelaban a la propia tropa no supo trascender esa frontera discursiva quedando entrampado en discursos solo para propios y no ajenos. Lo opuesto al diálogo es el monólogo.
(...) En palabras del pedagogo brasileño Paulo Freire, el monólogo sería una extensión y no una verdadera comunicación. Porque únicamente se trasvasan y extienden datos de un punto a otro. El diálogo es, en cambio, una relación horizontal en la búsqueda común de algo. Sólo ahí hay comunicación. Sólo el diálogo comunica.
(...)

A pocos más de un mes de la asunción de Macri como presidente, queda más que en evidencia que el sentido construido en torno al diálogo fue (…) una construcción simbólica y artificial, producto de una estrategia de marketing o, como afirma Ignacio Ramírez (“Algunas razones del sismo electoral”, Le Monde Diplomatique; Edición 198, diciembre 2015, pp. 4-5.), un commodity.
(…)
Hay una larga lista de ejemplos, en que el presidente Macri a escasos días de su asunción, eligió el camino totalmente opuesto al diálogo: no convocar a sesiones extraordinarias del Congreso Nacional,(por ejemplo)
(…)
Hasta el momento el gobierno actual está mostrando un modelo de comunicación vertical y autoritario, lejos de contemplar la pluralidad de voces y el diálogo que supo proponer durante la campaña. No se ve un modelo de gestión con el pueblo incluido, como parte protagonista de sus acciones.

La represión es el ejemplo extremo de un modelo político/comunicacional; cuando no existe el diálogo, aparecen los palos, los gases y las balas.




En la escuela, mucho sabemos de la necesidad de aprender a dialogar. La dialogicidad, dirá Freire es  la esencia de la educación como práctica de libertad.

El diálogo es un fenómeno humano por el cual se nos revela la palabra, de la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo.
La palabra inauténtica no puede transformar la realidad, pues privada de su dimensión activa, se transforma en palabrería, en mero verbalismo, palabra alienada y alienante, de la que no hay que esperar la denuncia del mundo, pues no posee compromiso al no haber acción. Sin embargo, cuando la palabra hace exclusiva referencia a la acción, se convierte en activismo, minimiza la reflexión, niega la praxis verdadera e imposibilita el diálogo.
 
PAULO FREIRE







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